México y la seguridad espacial en el siglo XXI

“Momento Económico”
21 de Noviembre de 2019

La seguridad espacial es un tema escasamente abordado en los estudios sobre seguridad que se realizan en México. Pensada originalmente en la guerra fría a partir de la carrera armamentista y de la posibilidad de que las grandes potencias de la época emplazaran armas de destrucción en masa en el espacio ultraterrestre, la seguridad espacial tuvo por largo tiempo una connotación restringida, estatocéntrica y militarista.

En la actualidad, la seguridad espacial es un concepto en franca evolución, que incluye no solo los flagelos antropogénicos que se generan desde la Tierra sino aquellos que se originan en el espacio exterior y que pueden provocar daños severos al planeta azul. En el primer caso se tiene la posibilidad del uso de armas cinéticas, láseres y, en general, las actividades militares de los Estados; la basura espacial; la minería de asteroides -y de otros cuerpos celestes como la Luna; las crecientes actividades comerciales impulsadas por el sector privado –que incluyen los funerales, el turismo y la hotelería espaciales; la saturación de las órbitas ante la presencia de más y más satélites-; y la irrupción de nuevas potencias espaciales como la República Popular China e India, entre otras. Respecto a las amenazas o riesgos que se producen en el espacio ultraterrestre y que pueden tener impactos importantes en la seguridad internacional, figuran las tormentas solares y los asteroides, entre otros.

La seguridad espacial también enfrente desafíos como la posibilidad de destruir o inutilizar la infraestructura espacial a través de ciberataques. La relación entre el espacio exterior y el ciberespacio es interdependiente, toda vez que numerosas actividades en el espacio dependen del ciberespacio, en tanto que una proporción muy importante del ciberespacio sólo puede funcionar a través de las actividades espaciales. Un tema no menos importante es el marco normativo sobre el espacio exterior, mismo que desde hace ya varias décadas ha tendido al voluntarismo, lo que se suma al hecho de que los tratados jurídicamente vinculantes existentes, salvo excepciones, han sido escasamente ratificados.

Han transcurrido más de 60 años desde que el Sputnik 1 orbitó la Tierra y 10 lustros desde que el hombre llegó a la Luna, si bien ahora las actividades públicas y privadas en el espacio son cada vez más frecuentes, porque el acceso al mismo, se ha democratizado: ya no es necesario ser una súper potencia tecnológica para irrumpir más allá de la atmósfera terrestre. Esa es una buena noticia. Desafortunadamente, la normatividad que garantice la sostenibilidad de las actividades humanas en el espacio se encuentra rebasada. Es por ello que resulta importante la reflexión sobre la importancia de la seguridad espacial en la agenda de prioridades de México, un país con limitada infraestructura en el espacio y que deriva de este numerosos beneficios para su funcionamiento trátese de las comunicaciones, la teleeducación, la telemedicina, la observación con fines meteorológicos, el seguimiento de fenómenos naturales, el auxilio a la población en casos de desastre, el combate de la delincuencia organizada, etcétera.