La intervención de Estados Unidos en Irak, cinco años después

“Momento Económico”
5 de Junio de 2008

El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos apoyado por algunos de sus aliados, decidió iniciar las hostilidades contra Irak en una polémica acción severamente cuestionada en términos de su legalidad, por la comunidad internacional. El fin de la guerra fue proclamado oficialmente el 1º de mayo, y hacia el 13 de diciembre Saddam Hussein fue capturado por las tropas estadunidenses emplazadas en Irak.

Para justificar la guerra contra Bagdad, Estados Unidos argumentó la existencia de una relación entre ese país y el terrorismo internacional. Asimismo, insistió en que el régimen de Saddam Hussein desarrollaba y/o poseía armas de destrucción en masa. A la fecha es difícil probar ambos argumentos. Al igualar a Irak con la amenaza terrorista, Estados Unidos cometió un error estratégico dado que no definió prioridades y por ende distrajo –y lo sigue haciendo- recursos materiales y humanos que paradójicamente vulneran su seguridad. Por cuanto hace a las armas de destrucción en masa, si bien el régimen de Saddam Hussein comenzó a desarrollarlas desde hace un par de décadas, la mayor parte de las citadas armas fueron destruidas tras la Guerra del Golfo de 1991 gracias al extraordinario trabajo realizado por los inspectores de las Naciones Unidas.

¿Por qué entonces Estados Unidos optó por la confrontación contra Irak, desoyendo a importantes aliados y socios? ¿Por qué empleó argumentos tan endebles como la conexión al-Qaeda-terrorismo-Saddam Hussein más el tema de las armas nucleares, químicas y biológicas? Y ¿por qué fue tan obstinado Saddam Hussein? ¿Qué cálculo político hizo respecto a una probable guerra en su contra, encabezada por Estados Unidos? Finalmente ¿qué futuro tiene el Irak de la era post-Saddam Hussein?

Irak constituye hoy en día una seria amenaza a la paz y la seguridad internacionales, aunque no por el régimen de Saddam Hussein. La prolongación del conflicto se perfila como demasiado costosa para la sociedad iraquí, la región del Medio Oriente, Estados Unidos, sus aliados y el mundo. El vacío de poder generado por la caída del líder iraquí, dentro y fuera del país, se antoja como uno de los mayores desafíos para la seguridad regional e internacional. Internamente, el colapso del triángulo sunita abre la puerta al chiismo y a la radicalización y fanatización. A nivel regional, diversos actores -Turquía, Irán, etcétera- querrán llenar el vacío dejado por un Irak destruido presa de la ingobernabilidad.