La economía y la política desde la óptica de Springfield. Los Simpson y el poder

“Momento Económico”
14 de Diciembre de 2017

Los Simpson son una institución asentada firmemente en la historia de la industria del entretenimiento a nivel mundial. Creados por el caricaturista Matt Groening, vieron la luz por primera vez en la televisión el 19 de abril de 1987 como cortos animados en el Show de Tracey Ullman. Han transcurrido 30 años desde entonces. Establecida como serie –sitcom- a partir del 17 de diciembre de 1989, Los Simpson revolucionaron a la televisión e hicieron de la cadena Fox, en esos tiempos, recién nacida, una competitiva corporación. La longevidad del programa, es un aspecto digno de mención, toda vez que ha roto todos los récords por su permanencia en la pantalla chica –y ahora también en streaming- habiendo sido refrendada a finales de 2018 por dos temporadas más, lo que asegura su continuidad, al menos, hasta 2021. Merecedora de múltiples distinciones, el programa ha pasado por varias etapas, generando polémica, pero también hordas de seguidores en todo el planeta. Los Simpson constituyen un fenómeno cultural, que ha dado pie a infinidad de reflexiones académicas en diversas naciones. La literatura para analizar a la serie es abundante y se sigue produciendo. En las universidades más prestigiadas, se estudia a Los Simpson desde la óptica de la filosofía, la ciencia política, la sociología, la psicología, la teología, la economía, las ciencias de la comunicación, etcétera. Diversas personalidades del mundo político, científico, artístico y hasta El Vaticano se han pronunciado en torno a la importancia de la seria, sea porque la alaban o bien, la denuestan.

Los Simpson son una exitosa franquicia valuada en 13 mil millones de dólares -para ponerlo en contexto, esta cifra equivale al presupuesto de 10 años de la Secretaría de Cultura de México. ¿Cómo construyeron semejante emporio? En sus orígenes, se inspiraron en las sociedades, en particular, en la estadunidense, para escribir su propia historia. Hoy, como explica atinadamente Álvaro Cueva, somos nosotros lo que recurrimos a Los Simpson para construir las propias.

En México y el mundo, Los Simpson son vistos por diversas generaciones, trátese de los baby boomers –que, en general, advierten sobre su inmoralidad y la condenan-, la generación X –entre quienes, la que esto escribe, la celebran y disfrutan-, y la generación Y –para la que es una opción más de entretenimiento. Sin importar cómo la perciban, la serie no permite la indiferencia entre sus audiencias.

La cultura popular importa y mucho a la política global, porque a través de ella, corporaciones como la 20th Century Fox, pueden difundir valores, estilos de vida y visiones del mundo favorables a las necesidades e intereses de Estados Unidos en el planeta. Los Simpson, recurren a la sátira corporativa para mofarse de la propia empresa que produce y comercializa la serie en todo el mundo, lo que muestra también las transformaciones que han vivido las industrias del entretenimiento en sus estrategias para acceder a las audiencias. Así, Los Simpson permiten hacer un recorrido por la cultura popular; la industria del entretenimiento, en particular la de Hollywood; la importancia de la sátira como un recurso para mofarse de algo o alguien, pero también para vender; y claro, para reflexionar sobre el impacto que la serie ha tenido en México.

Los Simpson son una muestra de cultura popular, pero con un refinamiento pocas veces visto en una serie de televisión y menos, aun, tratándose de un programa animado. Por lo tanto, Los Simpson incorporan en su seno a la llamada alta cultura. No es la primera vez que esto ocurre en los productos culturales de Estados Unidos. George Gershwin, sin ir más lejos, hizo lo propio con su obra, a la que adicionó tanto elementos de la música clásica como de la música popular, el jazz y el blues. Empero, las generaciones actuales conocen poco sobre Gershwin y mucho sobre Los Simpson, incluso aunque no sean para todos los gustos.