La crisis de las relaciones entre Estados Unidos en Irán

“Momento Económico”
16 de Enero de 2020

Las tensiones entre Estados Unidos e Irán no son nuevas. Se remontan a 1979 cuando se produjo la revolución islámica. El 4 de noviembre de ese mismo año, estudiantes iraníes defensores de la revolución islámica rodearon la embajada estadunidense en Teherán y tomaron como rehenes a 52 ciudadanos estadunidenses. El conflicto se prolongó hasta el 20 de enero de 1981. Mientras tanto, el desarrollo de las hostilidades entre Irán e Irak, en una guerra que se prolongó de 1980 a 1988, derivó en apoyos de Washington al régimen de Saddam Hussein, justamente a manera de represalia contra los iraníes.

Es importante señalar que Estados Unidos no anticipó que, con el tiempo, el apoyo recibido por Hussein se volcaría contra los estadunidenses y sus aliados en Medio Oriente. El 6 de agosto de 1990, Saddam Hussein invadió Kuwait, proclamándolo provincia iraquí. Fue así que comenzó la primera guerra del Golfo Pérsico, la cual conduciría hacia enero de 1991, a una incursión de Estados Unidos y una treintena de países en territorio iraquí para liberar Kuwait, además de destruir capacidades militares del país árabe. También Irak se hizo acreedor a sanciones amplias decretadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las cuales se prolongarían por más de una década.

Ya en pleno siglo XXI, el 20 de marzo de 2003, el gobierno estadunidense invadió Irak con el pretexto de que el régimen de Hussein tenía en sus manos armas de destrucción en masa -cosa que se supo, más tarde, era mentira. En esta segunda guerra del Golfo Pérsico, Estados Unidos tuvo menos apoyo internacional que 12 años antes para enfrentar al régimen de Hussein, de cuya deposición fue el principal responsable y promotor. La caída del régimen de Hussein generó un vacío de poder dentro de Irak y también a nivel regiónal, el cual Irán buscó llenar. La que fuera guardia republicana de Hussein se integraría a Daesh, que se convirtió en un grave problema de seguridad regional e internacional para Estados Unidos y sus aliados. El gobierno iraní y el general Qasem Soleimani, desarrollaron diversas maniobras para posicionar al país en una situación ventajosa en la región. Inclusive, Soleimani ayudó a Estados Unidos en distintos momentos a enfrentar a Daesh. Esto no significa que Washington dejara de ver al poderoso general como una amenaza. Para Washington, Solaimani era un terrorista -y una figura política sumamente relevante en Irán, a quien se consideraba el segundo más poderoso, sólo detrás del Ayatola Alí Jamanei.

¿Qué peligros genera la muerte de Soleimani el pasado 3 de enero para la región, Estados Unidos y el mundo, luego de que el gobierno de Donald Trump ordenara un ataque con drones en territorio iraní en el que pereció el poderoso general? Si bien parece lejana una tercera guerra mundial, las tensiones entre ambas naciones -y otras más de la zona- se mantendrán posiblemente con un formato de conflicto de baja intensidad y que se desarrollaría, presumiblemente, en terceros países, por ejemplo, en Irak.